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miércoles, septiembre 23, 2009

Junio 30

Antes yo tendré memoria de mi pacto que concerté contigo en los días de tu mocedad, y te confirmaré un pacto sempiterno. Ezequiel 16:60

Por grandes que sean nuestros pecados, el Señor persevera fiel en su amor para con nosotros.
El mira atrás. Se acuerda de aquellos días cuando hizo pacto con nosotros, y nos entregamos a El. ¡Felices días aquellos! El Señor no nos reprocha nuestra poca sinceridad. Más bien mira al pacto que concertó con nosotros, y no al que nosotros concertamos con El. En aquel sagrado pacto no hubo hipocresía por su parte. ¡Cuánta bondad nos manifiesta el Señor mirando hacia atrás!
Mira hacia delante. Su propósito es no quebrantar el pacto. Si nosotros no lo guardamos, El lo guarda fielmente. Así lo declara El mismo: “Te confirmaré un pacto sempiterno”. No tiene intención de revocar sus promesas. ¡Bendito sea su nombre! Contempla el sello sagrado, “la sangre del testamento eterno”, y se acuerda de nuestro fiador en el cual ratificó ese pacto, su amado Hijo; y por eso se mantiene fiel a sus solemnes promesas. “El permanece fiel; no se puede negar a sí mismo”.
¡Oh, Señor, pon esta tu preciosa palabra en mi corazón, y haz que de ella me nutra durante todo el día!


Junio 29

Clama a mí, y yo te responderé, y te enseñaré cosas grandes y dificultosas que tú no conoces. Jeremías 33:3

Dios nos exhorta a orar. Dicen algunos que la oración es un ejercicio de piedad que sólo influye en el alma que la hace. Nosotros afirmamos y sabemos algo más: Nuestra experiencia desmiente tan incrédula afirmación. Aquí Jehová, el Dios vivo promete contestar a las oraciones de su siervo. Clamemos a El con fe, y no dudemos de que responderá a nuestro clamor. ¿El que nos dio oídos, no nos oirá? El que infundió amor en el corazón de los padres, ¿no escuchará las súplicas de sus hijos?
Dios responderá a la oración de un pueblo suplicante que clama en medio de su angustia. El tiene reservadas para él grandes maravillas. Lo que jamás ha visto, oído ni soñado, eso hará a favor de sus hijos. Si es necesario creará nuevas bendiciones para ellos. Escudriñará los mares y la tierra para promocionarles alimento, si sus necesidades lo requieren. Nos sorprenderá con su gracia y nos obligará a exclamar: jamás vi tal cosa. Sólo pide de nosotros que acudamos a El; es lo menos que puede pedirnos. Hagamos, ahora mismo subir nuestras oraciones hasta su excelso trono.

Junio 28

Y mirándole Jehová, díjole: Ve con esta tu fortaleza y salvarás a Israel de la mano de los madianitas. ¿No te envío yo? Jueces 6:14


¡Qué mirada la que el Señor dirigió a Gedeón! Esta mirada trocó su desaliento en valor sobrenatural. Si nuestra mirada al Señor nos salva. ¿qué efecto nos producirá su mirada en nosotros? Señor, mírame en este día y aliéntame para cumplir con las obligaciones y luchas que de mí exiges.
¡Qué palabras tan alentadoras dirigió Dios a Gedeón! “Ve.” No tenía por qué temer. Gedeón podía haber respondido. ¿Cómo quieres que vaya, si soy tan débil? Mas el Señor le atajó, diciendo: “Ve con esta tu fortaleza”. Dios, con su mirada le infundió valor; no le quedaba otra cosa que utilizarlo para salvar a Israel y herir a los madianitas. Tal vez quiera el Señor utilizarme más de lo que yo pensaba. Con sólo su mirada me ha hecho valiente. Por la fe puedo yo desplegar el poder que me ha confiado. Nunca me ha dicho que “pierda yo mi tiempo en esta mi fortaleza” Al contrario, voy porque es El quien me alienta.
¡Qué pregunta hizo el Señor a Gedeón y me hace también a mí!: ¿No te envío yo?” Sí, Señor, Tú me haz enviado y yo iré con tu fortaleza. Obedezco a tu mandato y así estoy cierto de que Tú vencerás por mí.

Junio 27

Ciertamente los justos alabarán tu nombre; los rectos morarán en tu presencia. Salmo 140:13

Sea recto mi corazón para que siempre pueda bendecir el nombre del Señor! El se muestra tan misericordioso para los que son buenos, que todo mi deseo es ser contado entre ellos para poder mostrarle mi agradecimiento. A veces los justos vacilan en su confianza cuando ven que las pruebas son el resultado de su integridad, más día vendrá en que bendecirán a Dios por no haber cedido a las sugestiones que les incitaban a seguir un camino tortuoso. Tarde o temprano, los hombres íntegros darán gracias al Dios de justicia por haberles conducido por el camino recto. ¡Señor, que sea yo uno de ellos!
¡Cuán hermosa es la promesa que se encierra en esta segunda frase: “los rectos morarán en su presencia” ¡Ellos serán recibidos donde los otros comparecerán para su ruina. Serán cortesanos. Serán cortesanos del gran Rey y obtendrán audiencia cuando lo deseen. Serán los favoritos de Dios, el cual mantiene con ellos bendita comunión. Quiero, Señor, gozar de este privilegio y participar de esta honra; gozar de él será para mí el cielo en la tierra. Hazme recto en todas las cosas, para que hoy, mañana y siempre goce de tu divina presencia. Entonces alabaré tu nombre por siempre jamás. Amén.

Junio 26

Tened vosotros también paciencia; confirmad vuestros corazones: porque la venida del Señor se acerca. Santiago 6.8

Las últimas palabras del Cantar de los Cantares son: “Huye amado mío” y entre las últimas del Apocalipsis se encuentran estas: “El Espíritu y la Esposa dicen: Ven”, a lo cual el esposo celestial responde: “Ciertamente vengo en breve”. Nuestro amor suspira por la gloriosa aparición del Señor y se goza de esta dulce promesa sostiene a muchas almas en lo que respecta a lo futuro. Por esta ventana miramos con esperanza.
Esta sagrada “ventana de piedras preciosas” ilumina nuestro presente y nos pone en condiciones para poder trabajar o sufrir. ¿Somos probados? La proximidad de nuestro gozo dice a nuestros oídos: “tened paciencia”. ¿Estamos cansados porque no vemos la siega de lo que hemos sembrado? De nuevo nos repite esa misma voz: “tened paciencia”. ¿Somos atormentados por la tentación que nos hace vacilar? La seguridad de que pronto estará el Señor entre nosotros nos dice de en este versículo: “confirmad vuestros corazones”. Estad firmes y constantes, creciendo en la obra del Señor siempre”. Pronto oiremos las trompetas de plata que anuncian la venida de nuestro Rey. No tengamos temor. No entregues el castillo, porque Jesús viene; tal vez se presente hoy mismo.

Junio 25

Y dícele: De cierto, de cierto os digo: De aquí en adelante veréis el cielo abierto, y los ángeles de Dios que suben y descienden sobre el Hijo del hombre. Juan 1:51

Sí, para nosotros que creemos, en ésta una realidad manifiesta, aun en nuestros días. Vemos el cielo abierto; Jesús mismo lo ha abierto para todo los creyentes. Nuestras miradas penetran en este lugar de misterio y de gloria que El nos ha revelado. Pronto nos hallaremos allí porque El es el camino.
Aquí tenemos la interpretación de la escala de Jacob. Entre el cielo y la tierra hay una especie de intercambio: la oración sube, y la respuesta baja por medio de Jesús. Cuando vemos esta escala, vemos a Jesús. El es el camino luminoso que nos lleva hasta el trono del Altísimo. Utilicemos esa escala y suban por ella los mensajeros de nuestras oraciones. Viviremos la vida de los ángeles si por la intercesión subimos al cielo y si nos apropiamos las bendiciones del pacto, y después descendemos nuevamente para distribuir estos dones entre los hijos de los hombres.
La magnífica visión que sólo en sueños tuvo Jacob, nosotros podemos trocarla en una realidad gloriosa. En este mismo día y a cada hora, subiremos y bajaremos por esta escala: subimos por la comunión con Dios, y bajamos para trabajar por la salvación de nuestros semejantes. Esta es tu promesa. Oh Señor Jesús; haz que gozosamente la veamos cumplida.

Junio 24

Y Amasías dijo al varón de Dios: ¿Qué pues se hará de cien talentos que he dado al ejército de Israel? Y el varón de Dios respondió: De Jehová es darle mucho mas que esto. 2 Crónicas 25:9


Si has incurrido en un error, sufre las consecuencias; pero nunca obres en contra de la voluntad de Dios. El Señor puede daros mucho más de lo que hayas podido perder. Y si así no lo hiciere, ¿vas a negociar y regatear con El? El rey de Judá tomó a sueldo un ejército de israelitas idólatras, y recibió orden de despedirlo porque el Señor no estaba con ellos. Estaba conforme en despedir al ejército, pero le disgustaba haber pagado cien talentos para nada. ¡Qué vergüenza! Si el Señor estaba dispuesto a darle la victoria sin soldados mercenarios, sin duda alguna era un excelente negocio pagarles el sueldo y licenciarlos.
No temamos perder el dinero por causa de la conciencia, por amor a la paz y a Cristo. Estemos seguros de que cuanto perdamos por amor a Dios, no puede reputarse como pérdida. Aun en esta vida estas pérdidas serán más que recompensadas, y en algunos casos impedirá que haya pérdida. De todos modos lo que aquí se pierde por Jesús está reservado en el cielo. No te inquietes ante un desastre aparente, sino escucha la voz que te dice al oído: “De Jehová es darte mucho más que esto”.

Junio 23

Por tanto, Jehová dice así al rey de Asiria: no entrará en esta ciudad, ni echará saeta en ella; ni vendrá delante de ella escudo, ni será echado contra ella baluarte.


Sennacherib no molestó a la ciudad. Después de haberse jactado con soberbia, no pudo llevar a cabo sus amenazas. Dios puede contener inmediatamente a los enemigos de su pueblo para que no ejecuten sus deseos. Cuando el león tiene en sus quijadas al cordero, el gran pastor de las ovejas puede arrebatarle su presa. El apurado trance en que nos hallamos, puede ser una ocasión para que se manifiesten más claramente el poder y la sabiduría de Dios.
En este caso, el temible enemigo no se presentó delante de la ciudad que ansiaba destruir. No pudo lanzar ni siquiera una saeta por encima de los muros, ni levantar sus máquinas de asedio para derribar los castillos, ni echar los baluartes para encerrar a sus habitantes. Tal en nuestro caso también impedirá el Señor que nuestros enemigos nos causen daño alguno. El puede cambiar sus intenciones, o inutilizar sus propósitos, de tal suerte que se vean obligados a dejarlos. Esperemos en el Señor y guardemos su camino, que El se cuidará de nosotros. Más aun, El nos llenará de tal asombro que no podamos menos de alabarle, al ver cuan cumplida ha sido su liberación.
No temamos al enemigo hasta que llegue, y entonces confiemos en el Señor.

Junio 22

El temor de Jehová aumentará los días; mas los años de los impíos serán acortados. Proverbios 10:27

No hay duda alguna; el temor de Dios produce sanas costumbres que impiden la disipación de la vida que proviene del pecado y del vicio. El sano reposo, fruto de la fe en el Señor Jesús, es una excelente ayuda y remedio para quien está enfermo. El médico se alegra de tener un enfermo cuyo espíritu está tranquilo. Las preocupaciones matan, mas la confianza en Dios es medicina que cura.
Según esto, tenemos los medios para llegar a una vida larga; y si los empleamos para nuestro bien, veremos una feliz vejez y llegaremos al sepulcro como gavillas de trigo en sazón. No nos creamos amenazados de muerte súbita porque nos duela un dedo; antes bien, confiemos en que Dios nos concederá largos días de vida para poder dedicarlos a su servicio.
¿Y si fuéramos llamados pronto a un lugar más elevado? Aun así deberíamos regocijarnos de esta disposición, porque ora vivamos, ora muramos, somos del Señor. Si vivimos, Jesús estará con nosotros; y si morimos, estaremos con Jesús.
La mejor manera de prolongar nuestra vida es vivir mientras vivamos, no malgastando el tiempo, sino dedicando cada hora a fines más elevados. Que así sea en el día de hoy.

Junio 21

Porque en manos de mujer venderá Jehová a Sísara. Jueces 4:
9

Este versículo parece un tanto extraño; sin embargo tal vez haya personas que tengan bastante fe para aplicárselo. Barac, el soldado, aunque llamado a combatir, no se sentía con valor para luchar, a menos que fuera acompañado por Débora; por eso determinó el Señor que la guerra fuese hecha por una mujer. De este modo reprendió la cobardía del hombre y logró la gloria avergonzando a los enemigos de su pueblo.
Dios puede servirse de instrumentos débiles. ¿Y porqué no servirse de mí? El puede utilizar a personas que no parecen llamadas para entrar en combates públicos. La mujer que mató al enemigo de Israel no era precisamente una amazona, sino una simple esposa que vivía en su tienda de campaña. No era un orador, sino una mujer, que ordeñaba las vacas y hacía manteca. ¿Acaso no puede servirse Dios de cualquiera de nosotros para realizar sus propósitos? Alguien puede llegar hoy a nuestra casa, del mismo modo que Sísara llegó a la tienda de Joel. Sea nuestra misión, no matarlo, sino salvarlo. Recibámosle con mucha bondad y procuremos presentarle la bendita verdad de la salvación por el Señor Jesucristo, nuestro gran sustituto. “Cree y vivirás” ¿Quién sabe si algún pecador orgulloso será vencido hoy por el evangelio?

Junio 20

Aunque ande en valle de sombra de muerte, no temeré mal alguno; porque tú estarás conmigo, tu vara y tu cayado me infundirán aliento. Salmo 23:4

Con estas dulces palabras se nos describe la certidumbre que puede tener un moribundo en el lecho de la muerte. ¡Cuántos las han repetido con gran gozo en su última hora!
Pero este versículo puede aplicarse también a las angustias del alma en medio de la vida. Algunos como el apóstol Pablo, morimos cada día por una tendencia la melancolía. Bunyan coloca el valle de sombra de muerte mucho antes, en el curso del río que corre al pie de los montes celestiales. Muchos entre nosotros hemos atravesado varias veces este valle oscuro y terrible de la “sombra de la muerte”, y podemos certificar que sólo el Señor ha podido ayudarnos en los desvariados pensamientos, en medio de tantos horrores misteriosos y terribles abatimientos de que está erizado este paso. El Señor nos ha sostenido y guardados libres de todo temor al mal, aun cuando estábamos a punto de desfallecer. Hemos sido afligidos y oprimidos por todas partes; sin embargo hemos sobrevivido por haber sentido la presencia del gran Pastor y porque hemos confiado en que su cayado impedirá que enemigo nos causara alguna herida mortal.
Si al presente andamos en oscuridad bajo las negras alas de una gran tribulación, glorifiquemos a Dios con una tranquila confianza en su promesa.

Junio 19

Sea mi corazón íntegro en tus estatutos; porque no sea yo avergonzado. Salmo 119:80

Consideremos esta inspirada oración como conteniendo la seguridad de que quienes se apoyan en la Palabra de Dios jamás se avergonzarán de haber obrado así.
La petición de que en ella se hace es de un corazón íntegro. Bueno es poseer un corazón íntegro y sin juicio sano; pero mucho mejor es tener un corazón íntegro por lo que respecta a la verdad. Amemos la verdad, reconozcámosla y obedezcamos; de otra suerte no seremos íntegros en los estatutos del Señor. ¿Hay muchos en estos días malos que sean íntegros? ¡Quiera el Señor y lector sean uno de ellos!
Muchos serán avergonzados en el último día cuando todos los problemas queden resueltos. Entonces comprenderán la locura de sus pensamientos y estarán llenos de remordimientos a causa de su orgullosa incredulidad y su obstinada desconfianza en el Señor. Los justos resplandecerán como el sol. Quienes han sido calumniados e injuriados verán en aquel día trocada su vergüenza en gloria.
Presentemos al Señor la petición de nuestro texto y tendremos la seguridad de que esta promesa se cumplirá en nosotros. Si el Señor nos concede la gracia de ser íntegros, El nos guardará seguros.

Junio 18

Ahora me levantaré dice Jehová; ahora seré ensalzado, ahora seré engrandecido. Isaías 33:10


Cuando el país fue devastado por los saqueadores y hecho semejante a un campo devorado por las langostas; cuando los guerreros que los defendían se sentaran a llorar como mujeres, entonces el Señor vino en auxilio de su pueblo. Cuando los viajeros abandonaron en camino de Sión y los collados de Basán y del Carmelo se mejaban viñas quemadas, entonces se levantó el ¿Es este para nosotros un día de tristeza? Confiemos en ver a Dios glorificado en nuestra liberación. ¿Oramos con fervor? ¿Clamamos a El día y noche? El tiempo señalado para manifestar su gracia está próximo. Dios se levantará en el tiempo oportuno, cuando sea más propicio para la manifestación de su gloria. Nosotros deseamos su gloria con más ansia que nuestra propia liberación. Que el Señor sea ensalzado, y nuestros deseos serán cumplidos.
Señor, ayúdanos de tal modo que podamos ver que tú estás obrando. Que te glorifiquemos en lo más íntimo de nuestros corazones, y que todos los que nos rodean comprendan que Tú eres un Dios bueno y poderoso.

Junio 17

Que Jehová vuestro Dios anda con vosotros, para pelear por vosotros contra vuestros enemigos, para salvaros. Deuteronomio 20:4

Nuestros únicos enemigos son los enemigos de Dios. No luchamos contra hombres, sino contra malicias espirituales. Peleamos contra el diablo, contra la blasfemia, contra el error y la desesperación que son sus aliados. Peleamos contra todos los ejércitos del pecado: la impureza, la borrachera, la opresión, la injusticia, la impiedad. Contra estos enemigos luchamos eficazmente; mas para ellos no empleamos espada ni lanza. Las armas de nuestra milicia no son carnales.
El Eterno, Dios nuestro, aborrece todo lo que es malo, por eso sale con nosotros para luchar en esta cruzada. El quiere salvarnos y co0ncedernos gracia para que limitemos como fieles soldados y ganemos la victoria. Podemos estar seguros de que si estamos al lado de Dios, Dios estará también a nuestro lado. Con tan augusto aliado, el resultado no puede ser dudoso. Y esto no porque la verdad es poderosa y debe prevalecer, sino por que la fuerza está en Dios, que es Omnipotente, en Jesús, a quien ha sido dada toda potestad en el cielo y en la tierra, y en el Espíritu Santo que cumple su voluntad entre los hombres.
Soldados de Cristo, ceñíos de vuestras armaduras. Herid en el nombre de Dios de santidad, y aceptemos por fe su salvación. No dejemos pasar este día sin que hayamos luchado por Jesús y la santidad.

Junio 16

Porque a cualquiera que tiene, se le dará, y tendrá más. Mateo 13:12


Cuando el Señor ha concedido a una persona mucha gracia, indudablemente le concederá más todavía. Primero le otorga un poco de fe, después se la aumenta. Mas no se trata de una fe fingida, sino de una fe real y verdadera. ¡Cuánta necesidad tenemos nosotros que hemos recibido mucho, de mostrar nuestra religión por medio de obras, y evitar hacer profesión con las palabras cuando nada poseemos! Porque tarde o temprano, esta nuestra misma profesión nos será quitada, si esto es todo lo que tenemos. La amenaza es tan verdadera como la promesa.
¡Bendito sea Dios!, ha comenzado a derramar sobre nosotros los dones de su Espíritu, de tal manera continua haciéndolo, que aún el que poseía poco, pero lo poseía de verdad, tenga en abundancia. Debemos apetecer esta abundancia de gracias. Bueno sería saber mucho, pero mejor será amar mucho. Bueno sería tener mucha habilidad para servir a Dios, pero mejor sería poseer una fe grande y confiar en el Señor para que El nos conceda esta habilidad.
Señor puesto que tú me has dado el sentimiento del pecado, aumenta en mí el odio contra el mal; puesto que tú me has dado la fe en Jesucristo, aumenta en mí esta fe hasta la certidumbre. Puesto que tú me ha concedido la gracia de amarte, concédeme que sea yo arrebatado por un amor ardiente para contigo.

Junio 15

Bendígate Jehová desde Sión, y veas el bien de Jerusalén todos los días de tu vida. Salmo 128:5

Esta promesa es para todo aquel que tome a Dios y ande diligentemente por el camino de la santidad. Tendrá bendiciones en su casa; su esposa e hijos será para él manantial de alegría en el hogar. Pero como miembro de la iglesia, desea que ésta prospere, porque se toma tanto interés por la casa de >Dios, como por la suya propia. Cuando el Señor edifica nuestra casa, justo es que veamos la casa edificada, Nuestros bienes no son buenos ciertamente si no los empleamos para acrecentar el bien de la iglesia escogida por el Señor.
En efecto cuando vayas a las asambleas de Sión, recibirás gran bendición: serás instruido, vivificado y consolado cuando vuestras alabanzas y oraciones se eleven al trono de Dios y se dé testimonio del gran sacrificio. “Bendígate Jehová desde Sión”.
Y no sólo serás bendito tú; la misma iglesia prosperará; los creyentes serán multiplicados y su trabajo por el Señor será coronado por el éxito. Muchos amados por el Señor ven como se cumplen en ellos estas promesas durante toda su vida. Seamos del número de aquellos que todos los días llevan bienes a Jerusalén. Señor, haznos de estos tales por tu gran misericordia. Amén.

Junio 14

Pues Jehová no desamparará a su pueblo por su grande nombre; porque Jehová ha querido haceros pueblo suyo. 1 Samuel 12:22

La elección que Dios ha hecho de u pueblo es la razón por la que Ël permanece con ellos y no los desampara. Lo ha escogido para amarle, y le ama a causa de su elección. Su gran contentamiento es la causa de la elección de su pueblo y esta misma elección es el motivo por el cual continuará en poner en él todo su contentamiento. Abandonarle sería un deshonor para su nombre, ya que esto sería dar a entender que se había equivocado en la elección y una prueba de la inconstancia de su amor. Tal es la gloria del amor de Dios, que nunca cambia, y esta gloria nunca puede ser empañada.
Repasemos todos los testimonios de la bondad paternal de Dios y estemos seguros de que jamás nos abandonará. El que ha llegado hasta el extremo de hacernos pueblo suyo, nunca desmentirá su pacto de gracia. No ha obrado tantas maravillas a favor nuestro para dejarnos después. Su Hijo Jesús ha muerto por nosotros y no ha muerto en vano. ¿Puede abandonar a aquellos por los cuales derramó su sangre? Si hasta ahora se ha complacido en nuestra elección para salvarnos, más complacencia tendrá en bendecirnos. El Señor Jesús no es un amigo caprichoso. Habiendo amado a los suyos, los ama hasta el fin.

Junio 13

Yo, Jehová la guardo, cada momento la regaré; guardaréla de noche y de día, porque nadie la visite. Isaías 27:3

Cuando habla el Señor en su propio nombre, y no por la voz de un profeta, su palabra tiene una singular importancia para las almas creyentes. Aquí se nos dice que Jehová mismo es quien guarda la viña; no la confía a nadie, sino que El es quién la cuida personalmente. ¿No están bien guardados aquellos a quienes el mismo Dios guarda?
El nos regará, no solo cada día y en cada hora, sino “cada momento”. ¡Con qué rapidez deberíamos crecer! ¡Cuán fresca y fructífera debería ser cada planta! ¡Qué racimos tan abundantes deberían producir las viñas!
Si vienen los enemigos; las zorras pequeñas y el puerco montes, el Señor nos guardará, nos defenderá “de noche y de día”. ¿Quién, pues, nos dañará? ¿Por qué temer? El cuida, riega y guarda. ¿Qué más necesitamos?
Dos veces nos dice el Señor en este versículo que El guardará. ¡Cuánta verdad, cuánto poder, cuánto amor y qué gran decisión hallamos en Jehová! ¿Quién puede resistir su voluntad? Si El dice “la guardo”, ¿quién podrá ponerlo en duda? Cuando Dios dice “la guardo”, podemos hacer frente a todas las huestes del pecado, de la muerte y del infierno. ¡Oh, Señor, puesto que Tú dices “guardaréla”, yo respondo: “Te alabaré!”

Junio 12

E Israel, fuente de Jacob, habitará confiado solo entierra de grano y de vino, también sus cielos destilarán rocío. Deuteronomio 33:28

Cuanto más aislados estemos del mundo, más seguros viviremos. Dios quiere un pueblo separado de los pecadores. Su invitación es: “Salid de en medio de ellos”. Un mundo cristiano es algo tan peregrino que ni las mismas Escrituras lo sospechan. Un cristiano mundano es un enfermo del alma. Los que pactan con los enemigos de Cristo pueden considerarse como sus aliados.
Nuestra seguridad está, no en pactar con el enemigo, sino en permanecer solos con nuestro mejor amigo. De este modo viviremos confiadamente a pesar de los sarcasmos, de las calumnias y desprecios del mundo. Nos veremos libres de la influencia perniciosa de su incredulidad, orgullo, vanidad y corrupción.
Dios hará que vivamos confiados solos en aquel día cuando las naciones serán visitadas por el pecado con guerras y hambres.
El Señor sacó a Abraham de Ur de los Caldeos, pero éste se quedó en medio del campo. No le acompañó la bendición de Dios hasta haberse decidido a ir a la tierra de Canaán. Pero vivía solo y confiado en medio de enemigos. Lot no estaba seguro en Sodoma, aunque se encontraba entre amigos. Nuestra seguridad está en vivir solos con Dios.

Junio 11

No temas, que no serás avergonzado. Isaías 54:4

No seremos avergonzados de nuestra fe. Los escépticos pueden combatir las Escrituras sobre los cuales basamos nuestras creencias, pero El Señor demostrará de un modo cada vez más evidente que en este libro no hay error, ni exageración, ni omisión. Ninguna deshonra hay en ser un creyente sencillo; la fe que mira únicamente a Jesús es una corona de honor sobre nuestra cabeza y que vale más que todas las condecoraciones que llevemos sobre nuestro pecho.
No seremos avergonzados de nuestra esperanza. Esta se cumplirá conforme a la promesa del Señor. Seremos alimentados, guiados, bendecidos, y fortificados. Nuestro Señor vendrá y cesarán los días de nuestro luto. ¡Cuanta será nuestra gloria en el Señor que nos ha dado una esperanza viva y que después nos ha puesto en posesión de lo que esperábamos!
No seremos avergonzados de su amor. Jesús es el ser más digno de nuestro afecto y jamás nos avergonzaremos de haberle entregado nuestro corazón. La visión gloriosa de nuestro Bien Amado justificará nuestra entusiasta adhesión a su persona. Nadie censurará a los mártires por haber muerto por su causa. Mientras los enemigos de Cristo se verán cubiertos de vergüenza eterna, los que aman a Jesús serán honrados por todos los santos porque prefirieron el vituperio de Cristo antes que los tesoros de Egipto.

Junio 10

Ellas serán apacentadas y dormirán, y no habrá quien las espante. Sofonías 3:13

Hablábamos ayer de un pueblo humilde y pobre que el Señor ha dejado en el mundo para que sirviera de semilla viva en un mundo muerto. De estos, dice el profeta, que no obrarán la iniquidad ni proferirán mentiras. Por tanto, no gozando de posición ni de riquezas que les protegieran, tampoco podrán esgrimir esas armas en las que tanto confían los impíos, ni defenderse por medio de la astucia y el pecado.
¿Serán pues destruidos? De ningún modo. Tendrán alimento y descanso, y no sólo se verán libres de peligro, sino que también estarán tranquilos al abrigo de todo temor al mal. Las ovejas son débiles criaturas, y los lobos sus terribles enemigos. Pero actualmente hay más ovejas que lobos y la causa de las ovejas va ganando terreno; en cambio, la de los lobos mengua. Llegará el día en que los rebaños de ovejas cubrirán toda la tierra, y no se descubrirá un solo lobo. Las ovejas tienen un pastor que les dará pasto, protección y paz. “No habrá quien las espante”. Lo cual significa que ningún ser humano, ni diabólico podrá amedrentarlas. ¿Quién podrá atemorizar a la manada del Señor, cuando El está cerca? Reposamos en pastos verdes, porque el mismo Jesús es alimento y descanso para nuestras almas.

Junio 9

Y dejaré en medio de ti un pueblo humilde y pobre, los cuales esperarán en el nombre de Jehová. Sofonías 3:12

Cuando la religión desaparece entre los que viven en la opulencia, viene a morar entre los pobres de este mundo, ricos en fe. Aun hoy día el Señor conserva su resto fiel. ¿Soy yo uno de ellos?
Tal vez porque son humildes y pobres aprenden a confiar en el nombre del Señor. Quien no tiene dinero debe vivir de fiado. El que tiene un nombre que juzga sin valor, obra prudentemente si confía en otro nombre, cual es el más excelente de todos, el nombre de Jehová. Dios siempre tendrá un pueblo fiel y este pueblo siempre será humilde y pobre. Aunque el mundo lo considere de poca importancia, sin embargo su presencia en la nación será un medio para atraer sobre él las bendiciones del cielo. Será la sal que le preserve de la corrupción producida por la concupiscencia del mundo.
De nuevo surge en nosotros la misma pregunta: ¿Soy yo uno de ellos? ¿Me aflijo por mi pecado y por los que se cometen a mi lado? ¿Soy pobre en espíritu, pobre espiritualmente siguiendo mi propio juicio? ¿Confío en el Señor? Esta es la cuestión más importante. Jesús nos revela el nombre, el carácter y persona de Dios. ¿Confío en El? Si así es, el Señor me ha puesto en este mundo con un fin específico. Señor, ayúdame a cumplirlo.

Junio 8

Si alguno de vosotros tiene falta de sabiduría, demándela a Dios, el cual da a todos abundantemente y no zahiere; y le será dada. Santiago 1:15

“Si alguno tiene falta de sabiduría”. Aquí no cabe la menor duda porque cierto estoy de que me falta. ¿Cómo lo sé? ¿Cómo podré guiarme por mi propio camino? Señor, soy la misma ignorancia y en mí no hay sabiduría alguna.
Tú dices: “Demándela a Dios”. Señor, ahora te la pido. Postrado a tus plantas te suplico que me concedas tu sabiduría para orientarme en las perplejidades de cada día; porque estoy cierto que puedo incurrir en muchas necesidades, aun en las cosas más sencillas, si tu no me guardas del error.
Te doy gracias porque no tengo que hacer otra cosa sino pedirte. ¡Qué gracia tan excelsa de tu parte, que sólo tengo que orar con fe para que Tú me des sabiduría! Tú me prometes aquí una educación libre, y no empleas para instruirme ni preceptores severos, ni maestros malhumorados. Y, además, lo concedes gratuitamente, sin remuneración alguna, aun tratándose de un insensato, falto de toda sabiduría. Te doy gracias por esta declaración tan positiva: “Y les será dada”. Lo creo. Haz conocer a tu Hijo esta sabiduría escondida que los sabios del mundo no pueden entender. Me guiarás según tu consejo y después me recibirás en la gloria.

Junio 7

Y yo les doy vida eterna; y no perecerán para siempre, ni nadie las arrebatará de mi mano. Juan 10:28

Creemos en la eterna seguridad de los santos; en primer lugar, porque son de Cristo que jamás perderá las ovejas compradas con su sangre y que le han sido entregadas por su Padre.
En segundo lugar, porque El les da vida eterna, y siendo eterna, no puede tener fin, a menos que el infierno, el cielo y Dios mismo tengan fin. Si puede extinguirse la vida espiritual, es evidente que no es vida eterna, sino temporal. Empero el Señor habla de una vida eterna, lo cual excluye toda posibilidad de fin.
Nótese, además, que el Señor afirma categóricamente: “Y no perecerán para siempre”. Mientras las palabras tengan significado, podemos estar seguros de que los creyentes no perecerán. La incredulidad más obstinada no podrá tergiversar el sentido de sta declaración.
Para completar esta afirmación, declara que su pueblo está en su mano y desafía a todos sus enemigos a que se lo arrebaten. Esto es todo punto imposible aun para el mismo infierno. Estemos seguros en las manos del Señor Omnipotente.
Echemos a un lado todo temor y confianza de la carne y descansemos tranquilamente en las manos de nuestro redentor.

Junio 6

Jehová ha oído mi ruego; ha recibido Jehová mi oración. Salmo 6:9

Esta experiencia es mía. Por ella puedo reconocer que Dios es verdadero. Por medios maravillosos ha contestado muchas veces las oraciones de su siervo. El oye hoy mi petición y no apartará sus oídos de mis súplicas. ¡Bendito sea su santo nombre!
¿Qué más? Ciertamente la oculta promesa en la confianza del salmista también es mía. Quiero apropiármela por medio de la fe. “Ha recibido Jehová mi oración”. La aceptará y escuchará de la manera y en el tiempo en que mejor convenga a su sabiduría misericordiosa. Llevo conmigo mi pobre oración y el gran Rey me dará audiencia y la despachará favorablemente. Mis enemigos no me scucharán, pero sí mi Señor. Ellos se burlan de mis lágrimas, pero no El, sino que inclina sus oídos y su corazón a mis peticiones.
¡Qué reopción para un pobre pecador! Nosotros recibimos al Señor, y Dios nos recibe a nosotros con nuestras súplicas por amor a su Hijo. Bendito sea su santo nombre que are paso a nuestras oraciones para que libremente entren más allá de las puertas de oro. Señor enséñame a orar, ya que Tú escuchas mis oraciones.

Junio 5

Mas entre todos los hijos de Israel, desde el hombre hasta la bestia, ni un perro moverá su lengua; para que sepáis que hará diferencia Jehová entre los egipcios y los israelitas. Exodo 11:7


¿Qué? ¿tiene Dios poder sobre la lengua de los perros? ¿Puede impedir que ladren? Sí. Puede impedir que un perro egipcio atormente aun cordero de la manda de Israel. ¿Puede Dios hacer callar a los perros, y a los que son tales entre los hombres, e incluso al cancerbero que está a la puerta del infierno? Si así es sigamos sin temor nuestro camino.
Si les permite mover sus lenguas, puede impedirles que muerdan. Podrán mover gran alboroto, pero no causará daño alguno. ¡Cuán placentera es la quietud! ¡cuán deleitoso andar entre enemigos y ver como Dios los pacifica! Como Daniel en el foso de los leones, así permanecemos nosotros tranquilos y salvos en medio de los que tratan de devorarnos.
¡Quiera el Señor en este día que su palabra a Israel se cumpla en mí! ¿Me acosa el perro? Lo diré a mi Señor. El no obedece a mi voz, sino que con su palabra poderosa puede obligarle a echarse. Dame paz, oh Dios mío, y que vea yo tu mano tan claramente en ella que note la diferencia que Tú has hecho entre tu hijo y los que te temen.

Junio 4
“Y serán para mi especial tesoro, ha dicho Jehová de los ejércitos, en el día que yo tengo que hacer” (Malaquías 3:17)


Llega un día en que las joyas de nuestro gran Rey serán contadas para comprobar si corresponden al inventario que su Padre le entregó. Alma mía, ¿serás contada tú entre las piedras preciosas de Jesucristo? Si El es el precio para ti, tú eres mucho más preciosa para El; y tú serás suyo en aquel día.
En los días de Malaquías tenían por costumbre hablar cada uno a su compañero de modo que Dios mismo les escuchaba, y le eran tan agradables sus convewrsacio0nes, que tomaba nota de sus palabras y escribió un libro que registro en su archivo. Sus discursos fueron gratos al Señor y a El también agradaron. Reflexiona, alma mía, y pregúntate a ti misma: Si Jesús oyera tus conversaciones, ¿le serían gratas? ¿Van dirigidas a su gloria y a la edificación de los demás? Responde, alma mía, y asegúrate de la verdad de tu contestación.
Pero ¡que gloria será para nosotros, pobres criaturas ser contadas como joyas del Señor!
Esta gloria es para todos sus santos. Jesús no dice solamente que “son míos”, sino que “serán para mí”. El nos compró, nos buscó y nos guió, y del tal modo nos hizo a su semejanza que El luchará con todo su poder a favor nuestro.

Junio 3
“Jehová el Señor es mi fortaleza, el cual pondrá mis pies como de ciervas, y me hará andar sobre mis alturas. (Habacuc 3:19)

La confianza que el Siervo de Dios manifiesta aquí equivale a una promesa, porque lo que hemos aprendido por la fe, es una realidad que entra de lleno en los propósitos de Dios. El profeta tuvo que pasar por las rudas pruebas de la pobreza y del hambre, pero pudo bajar hasta estas profundidades sin resbalar porque el Señor le sostuvo. Luego fue invitado a escalar las alturas de los montes de la lucha; y no tuvo temor ni al bajar ni al subir.
El Señor le prestó fuerzas. El mismo Dios fue su fortaleza. Medita en esto: el Señor Omnipotente es nuestra fortaleza.
Atiende, asimismo, que el Señor aseguró sus pies. Las ciervas brincan sobre las rocas y peñascos sin perder el equilibrio. Nuestro Señor nos de gracia para seguir los senderos más difíciles del deber sin dar un solo paso en falso. De tal manera puede calzar nuestros pies que nos encontraremos seguros en lugares en que, sin la protección de Dios pereceríamos.
Pronto seremos llamados a un punto más elevado; allá arriba subiremos hasta el monte de Dios, hasta las alturas donde están congregados los bienaventurados. ¡Oh, cuán hermosos son los pies de la fe, con los cuales, como el ciervo de la mañana, subiremos al monte Eterno!

Junio 2
“Porque ahora quebraré su yugo de sobre ti, y romperé tus coyundas”. (Nahum 1:13)

Dios permitió que los asirios oprimieran a su pueblo por algún tiempo; pero llegó la hora en que su poder debía ser quebrantado. Muchos corazones están esclavizados por Satanás y gimen amargamente bajo su yugo. Has ellos llegan las palabras de esperanza del Señor: “ahora quebraré su yugo de sobre ti y romperé sus coyundas”.
¡Mira! El Señor te promete una liberación presente: “Ahora quebraré su yugo de sobre ti”. Cree en una libertad inmediata, y según tu fe, se hará contigo en esta misma hora. Cuando Dios dice “ahora”, que nadie ose decir “mañana”.
La liberación que se anuncia es completa, porque tu yugo no será quitado, sino quebrantado; y tus coyundas no serán desatadas, sino rotas.
Aquí tenemos una manifestación del poder divino que nos asegura que el tirano no volverá a oprimirnos nuevamente. Su yugo ha sido quebrantado, y su peso no volverá a agobiarnos; sus coyundas han sido rotas, ya no pueden sujetarnos. ¡Creamos en Jesús para obtener una emancipación completa y eterna! “Si el Hijo os libertare, seréis verdaderamente libres”. Ven, Señor, y da libertad a tus cautivos según tu palabra.

sábado, septiembre 12, 2009

Junio 1
“Echa tu pan sobre las aguas; después de muchos días lo hallarás” (Eclesiastés 11:1)

No esperemos una recompensa inmediata por el bien que hayamos hecho; ni limitemos nuestros esfuerzos a los sitios y personas que puedan recompensar nuestro trabajo. El egipcio esparce su semilla sobre las aguas del Nilo, donde al parecer se pierde completo. Pero al cabo de algún tiempo descienden las aguas, y el grano de arroz o de trigo se hunde en el lodo y produce una rica cosecha. Hagamos hoy bien a los ingratos y malos; instruyamos a los indiferentes y rebeldes. A veces las aguas que producen pocas probabilidades de fruto, cubren terrenos áridos que producen mucho. Nuestro trabajo para el Señor en ninguna parte será vano.
A nosotros nos toca echar nuestro pan sobre las aguas, y a Dios cumplir su promesa: “lo hallarás”. El jamás faltará a su promesa. Toda palabra que nosotros hayamos dicho en su nombre será hallada por nosotros. Tal vez no enseguida, pero, tarde o temprano, segaremos lo que hayamos sembrado. Debemos ejercitar nuestra paciencia, por que tal vez el Señor quiera ejercitarla: “Después de muchos días”, dice la escritura; y en muchos casos esos días se convierten en meses y años; mas su palabra es verdad. La promesa de Dios se cumplirá. Procuremos nosotros guardar sus mandamientos sobre todo en el día de hoy.

Mayo 31

En el mundo tendréis aflicción; mas confiad, yo he vencido al mundo. Juan 16:33


Las palabras del Señor son verdaderas también en lo concerniente a la tribulación, y sin duda alguna en ella tengo yo mi parte. Mientras estoy en la era, no puede permanecer colgado el trillo, ni tampoco olvidado. ¿Cómo puedo encontrarme en mi propio hogar viviendo en país de enemigos, ¿cómo puedo vivir gozoso estando en el destierro, y cómo en medio del desierto? La tierra no es lugar de reposo, sino la mansión del horno, de la fragua y del martillo. Mi experiencia está de acuerdo con las palabras del Señor.
Yo sé que El me manda “confiar”. Y, sin embargo, soy muy propenso a desalentarme. Mi espíritu se abate en seguida cuando me veo cercado de pruebas. Mas no debo ceder en este sentimiento. Cuando mi Señor me ordena confiar, no debo dejarme llevar del abatimiento.
¿De qué argumento se sirve para animarme? Su propia victoria. El dice: “Yo he vencido al mundo”. Su lucha fue mucho mas penosa que la mía, que el enemigo ha sido vencido una vez; por tanto, peleo con un adversario vencido. ¡Oh, mundo! Jesús te ha derrotado, y en mí, con su gracia, te vencerá de nuevo. Por eso tengo buen ánimo y canto a mi Señor victorioso.

Mayo 30

Y aun os digo que desde ahora habéis de ver al Hijo del hombre sentado a la diestra de la potencia de Dios, y que viene en las nubes del cielo. Mateo 26:64

¡Señor, qué humillación para ti comparecer delante de tus perseguidores como un criminal! Sin embargo, los ojos de tu fe contemplaron más allá de tu humillación presente, tu gloria venidera. ¡cuántas cosas se encierran en estas palabras: “y aun desde ahora”! en lugar de flaqueza tú tienes el poder, en vez de venganza, la gloria; en vez de escarnio la adoración. Tu cruz nunca pudo oscurecer el resplandor de tu corona, ni los esputos han desfigurado la hermosura de tu parecer. Todo lo contrario has sido exaltado y engrandecido a causa de tus sufrimientos.
Por eso, Señor, quisiera cobrar ánimo “desde ahora”. Quisiera olvidar mi tribulación presente con la visión del triunfo futuro. Ayúdame, y levanta mi corazón con el amor de tu Padre y con la paciencia tuya, para que cuando a causa de tu nombre, sea yo escarnecido, no vacile, sino que piense más en la otra vida y menos en la presente. Pronto estaré contigo para contemplar tu gloria. Por lo tanto, no me avergüenzo de mi seguridad, sino que digo desde lo más íntimo de mi corazón: “Y aun desde ahora”

Mayo 29

Y le dijo Jesús: venid en pos de mí, y haré que seáis pescadores de hombres. Mateo 1:17


Sólo siguiendo a Jesús podremos satisfacer el deseo de nuestro corazón, y ser verdaderamente útiles para nuestros semejantes. ¡Oh, su fuéramos pescadores útiles para Jesús! A buen seguro que sabríamos sacrificar nuestras vidas para ganar almas. Pero muchas veces somos tentados a emplear medios que Jesús nunca empleó. ¿Cederemos a la tentación del enemigo? Si así obramos tal vez logremos salpicarnos con el agua, pero nunca cogeremos peces. Si queremos salir airosos, es necesario seguir a Jesús. Los métodos sensacionales y efectistas, las diversiones y otras cosas análogas, ¿son a propósito para ir en pos de Jesús? ¿creemos que el Señor Jesús, para salvar a las almas emplearía los medios que ten en boga se hallan hoy? ¿Cuál es el resultado? Seguramente que no será de aquellos que puedan ser admitidos en el día del juicio.
No podemos salirnos del método estricto de la predicación; tal fue el método de Jesucristo nuestro maestro; porque sólo así se salvan las almas. Debemos predicar su doctrina y proclamar su evangelio completo y gratuito, porque esa es la red en la que se cogen las almas. Hemos de poner en la predicación su ternura, su confianza, su amor; ahí está el secreto del éxito en los corazones de los hombres. Hemos de trabajar con su divina unción y con la participación del Espíritu Santo. De este modo, caminando en pos de Jesús, y no delante de El, ni lejos de El, seremos pescadores de hombres.

Mayo 28

Y tú has dicho: Yo te haré bien. Génesis 32:12

Esta es la manera cierta de vencer al Señor por la oración. Podemos recordarle humildemente lo que El ha dicho. Nuestro Dios es fiel y jamás faltará a su palabra, ni la dejará sin cumplimiento; sin embargo le place que su pueblo busque y le recuerde sus promesas; con ello le refresca la memoria, fortalece la fe y renueva la esperanza. Dios ha empeñado su palabra, no en provecho suyo, sino en el nuestro. Sus designios son definitivos, y nadie puede obligarle a que haga bien a su pueblo; empero nos ha hecho la promesa para alentarnos y consolarnos. Su deseo, por tanto, es que se la recordemos y digamos: “Tú has dicho”.
“Ciertamente Yo te haré bien”, tal es la esencia misma de las palabras del Señor. Toda la importancia está en el término “ciertamente”. El nos hará un bien verdadero, y nada mas que bien. Nos hará santos, y esto es hacernos bien en el mas alto significado de la palabra. Nos tratará como trata a sus elegidos mientras vivamos en la tierra, y esto es un bien por excelencia. Pronto nos llevará con Jesús y con todos sus escogidos; y esto es el bien supremo. Con tal promesa, no temamos la cólera de Esaú, ni la de nadie. Si el Señor nos hace bien, ¿quién podrá causarnos daño?

Mayo 27

Porque si en vosotros hay estas cosas, y abundan, no os dejarán estar ociosos, ni estériles en el conocimiento de nuestro Señor Jesucristo. 2 Pedro 1.8

Si deseamos glorificar a nuestro Señor con una vida fecunda, debemos poseer ciertas cosas, porque nada pude salir de nosotros que no lo llevemos dentro. Comencemos pr la fe, la cual es fundamentote las demás virtudes. Después esforcémonos diligentemente por añadir a la fe, la virtud, la ciencia, la templanza y la paciencia. Además necesitamos el temor de Dios y la caridad fraternal. Todas estas cosas producirán en nosotros, como fruto de nuestra vida, una actividad eficiente; no seremos menos teorizantes, sino verdaderos hacedores de la palabra. Estas cosas santas no sólo deben hallarse en nosotros, sino abundar para que no seamos estériles. El fruto no es otra cosa que superabundancia de vida, y antes de rebosar, debemos estar llenos de vida.
Hemos visto hombres ricamente dotados y a los cuales se han brindado admirables oportunidades, y no obstante jamás han sido capaces de realizar algo bueno para la conversión de las almas. Después de maduro examen, hemos colegido que les faltaban ciertas gracias esenciales para producir ese fruto. Para ello resulta más eficaz la gracia que el talento. Según fuese el hombre, será su trabajo. Para obrar mejor, hay que ser mejor. Que este versículo sirva de aviso a los que hacen profesión de fe cristiana, pero no llevan fruto, y a mí también.

Mayo 26

A Jehová vuestro Dios serviréis, y él bendecirá tu pan y tus aguas. Exodo 23:25


¡Qué magnífica promesa! Servir a Dios es un gran gozo. Pero que gran privilegio si tu bendición reposa sobre nosotros en todo! Las cosas más ordinarias son santificadas y benditas cuando estamos consagrados al Señor. Jesús tomó pan y lo bendijo: el pan que nosotros comemos es pan bendito. Jesús bendijo el agua y la trocó en vino: el agua que nosotros bebemos es mucho mejor para nosotros que el vino que regocija a los hombres; cada una de sus gotas lleva consigo una bendición. La bendición divina reposa sobre el hombre de Dios en todas las cosas y permanecerá con él en todo tiempo.
¿Y si no tenemos más que pan y agua? Siempre son pan y agua bendecidos. Pan y agua tendremos. Ambas cosas están incluidas en la promesa, porque son necesarias para que Dios las bendiga. “Se le dará su pan y sus aguas serán ciertas”. Cuando Dios se sienta a nuestra mesa, no sólo pedimos la bendición, sino que ya la tenemos. Dios nos bendice no solamente en el altar, sino también en la mesa. Sirve bien a quienes le sirven. Y esta bendición de la mesa no es una deuda, sino un don; gracia triple en realidad, porque nos concede la gracia de servirle, nos alimenta con el pan de su gracia y lo bendice con su gracia.

Mayo 25

Abrirte a Jehová su buen depósito. Deuteronomio 28:12


Este pasaje se refiere ante todo a la lluvia: el Señor la enviará a su tiempo. La lluvia es emblema de tiempos de refrigerio celestial que Dios está siempre dispuesto a derramar sobre su pueblo. ¡Ojalá hubiera abundancia de lluvias para regar la heredad del Señor!
Creemos a veces que los depósitos de Dios solo pueden ser abiertos por un gran profeta como Elías, y estamos equivocados, porque esta promesa ha sido hecha para todos los fieles de Israel y para cada uno de ellos. ¡Oh amigo mío! “abrirte a Jehová su buen depósito”. Tu también puedes ver el cielo abierto y meter la mano para sacar tu porción y la de todos tus hermanos que están cerca de ti. Pide cuanto desees y no te será negado si permaneces en Cristo y sus palabras en ti.
Hasta el presente no has conocido los tesoros de tu Señor, pero El abrirá tu entendimiento. De seguro no haz gozado todavía de la plenitud de las riquezas de su alianza, pero el Señor encenderá tu corazón en su amor y manifestará a Jesús en ti. Sólo el Señor podrá hacerlo; tal es su promesa, y si con diligencia escuchas su voz y obedeces a su voluntad, tuyas serán las riquezas de la gloria en Cristo Jesús.

Mayo 24
“Un varón de vosotros perseguirá a mil: porque Jehová vuestro Dios pelea por vosotros, como él os dijo”. (Josué 23:10)

¿Por qué contamos las personas? Un hombre con Dos es una mayoría, aun cuando haya mil en Cintra suya. Puede suceder que nuestros colaboradores sean demasiados par que Dios pueda obrar por su medio, como aconteció con Gedeón que acrecentó sus fuerzas menguando el número de sus combatientes. El ejército del Señor nunca es pequeño. Cuando quiso fundar un pueblo, llamó solo a Abraham y le bendijo. Para vencer la soberbia del Faraón, no echó mano de ejércitos aguerridos, sino que se sirvió solamente de Moisés y Aarón. Dios a menudo se sirve también de un solo hombre antes que utilizar ejércitos conducidos por oficiales experimentados. Todos los israelitas juntos, ¿mataron tantos enemigos como Sansón solo? Saúl y sus ejércitos hirieron a mil, empero David a diez mil.
El Señor puede conceder al enemigo grandes ventajas, y, sin embargo, vencerle. Si tenemos fe, tenemos Dios con nosotros, ¿y qué podrían hacernos las multitudes humanas? Un mastín puede conducir grandes rebaños de ovejas. Si el Señor te envió, hermano mío, su fortaleza, realizará sus planes por tu medio. Por lo tanto, confía en su promesa y sé valiente.

Mayo 23
“Por que él librará al menesteroso que clamare, y al afligido que no tuviere quien le socorra” (Salmo 72:12)

El menesteroso clama: ¿Qué más puede hacer? Su clamor es oído de Dios: ¿Qué más se necesita? Si alguno de mis lectores se siente miserable, que clame también porque así demostrará su sabiduría. No clames a los oídos de tus amigos, porque si pueden ayudarte es porque el Señor les da poder para hacerlo. El camino más corto es ir directamente a Dios y clamar en su presencia. El que corre recto hacia la meta es el mejor atleta. Corre al Señor y no acudas a otros medios secundarios.
¡Ay!, exclamas, “no tengo ni amigos ni ayudadores”. Tanto mejor. Ambas razones te obligan a recurrir a Dios con confianza: como menesteroso y como desprovisto de ayudadores. Tu doble necesidad debe ser la causa de tu doble súplica. Aun en tus necesidades temporales puedes confiar en Dios, porque El cuida de sus hijos en estas cosas. En cuanto a nuestras necesidades espirituales, que son las más abrumadoras, el Señor escuchará tu clamor, te librará y suplirá todas tus deficiencias.
Amigo mío, te ves pobre, pon a prueba las riquezas de tu Dios. Tú que estás imposibilitado, apóyate en su brazo. Nunca me a faltado a mí y ciertamente tampoco a ti faltará. Acércate como un mendigo, y Dios no te negará su ayuda. Ven sin otra excusa que su gracia. Jesús es Rey ¿y te dejará morir en la miseria? ¿Te has olvidado de su promesa?

Mayo 22
“Si anduviese yo en medio de la angustia, tu me vivificarás; contra la ira de mis enemigos extenderás tu mano, y me salvará tu diestra” (Salmo 138:7)

Triste cosa es caminar entre angustias. Sin embargo, hemos de decir que es una bendición, puesto que en ello se encierra una promesa especial. Si tengo una promesa, ¿qué me importa la angustia? ¿Qué me enseña aquí el Señor? ¿ Que “tú me vivificarás”, es decir, que tendré mas vida, mas energía, mas fe. ¿No sucede con frecuencia que las contrariedades nos reaniman como un soplo de aire fresco cuando estamos a punto de desfallecer?
¡Cuán enfurecidos se hallan nuestros enemigos y sobre todo nuestro gran enemigo! ¿Extenderé mi brazo para pelear contra ellos? No; mejor será emplearlo en el servicio de mi Señor. Además, no es necesario, porque mi Dios extenderá su brazo más potente que el mío, y luchará contra ellos mejor de lo que yo podría hacerlo. “Mía es la venganza; yo pagaré, dice el Señor”.Con la diestra de su poder y sabiduría me salvará. ¿Qué más puedo desear?
Ven, alma mía, bendita en tu corazón esta promesa hasta que puedas hacer de ella el canto de tu confianza y el consuelo de tu soledad. Ora para que seas vivificado y deja lo demás en manos del Señor que El te favorecerá en todo.

Mayo 21
“Si las nubes fueren llenas de agua, sobre la tierra la derramarán” (Eclesiatés 11:3)


¿Por qué temer las nubes que oscurecen nuestro cielo? Cierto que por unos momentos ocultan el sol, mas este no se apaga; pronto resplandecerá de nuevo. Las nubes sombrías están cargadas de agua, y cuanto más oscuras son, más abundante será el agua que descarguen. ¿Cómo podrá haber lluvias sin nubes?
Nuestros sufrimientos siempre han traído bendiciones y siempre las traerán: son los sombríos mensajeros de gracias radiantes. Estas nubes, dentro de poco derramarán su contenido; la hierba tierna del campo se regocijará con la lluvia. Nuestro Dios puede darnos a beber tristezas, pero no nos engañará en su ira; al contrario nos refrigerará con su misericordia. Los mensajes de amor de nuestro Dios, muchas veces nos llegan en sobre de luto; sus carros hacen ruido, pero llegan cargados de beneficios. Su vara esparce flores suaves y frutos exquisitos. No nos preocupemos de las nubes oscuras, antes bien, cantemos alborozados porque las nubes y las lluvias de abril nos traen las flores de mayo.
¡Señor, las nubes son el polvo de tus pies! Cuán cerca está el día nublado y oscuro! Mas el amor te ve y se alegra. La fe ve cómo s esparcen las nubes haciendo reverdecer los valles y collados.

Mayo 20

Yo iré delante de ti, y enderezaré las tortuosidades; quebrantaré puertas de bronce, y cerrojos de hierro haré pedazos. Isaías 45:2

Esta promesa fue hecha al rey Ciro; pero al mismo tiempo se dirige a todos los verdaderos siervos del Señor. Sigamos siempre delante con fe, y nuestro camino se allanará. Las tortuosidades del artificio humano y las sutilezas de Satanás se enderezarán para nosotros, sin necesidad de tener que seguir sus engañosos rodeos. Las puertas de bronce serán quebrantadas y los cerrojos de hierro que las sujetaban serán hechos pedazos. Para derribarlos no serán necesarios arietes ni barras. El Señor mismo hará el milagro, y lo que sea imposible e insospechado se convertirá en realidad.
Dejemos a un lado nuestro temor y cobardía y avancemos por el camino del deber, porque el Señor ha dicho: “Yo iré delante de ti”. No nos incumbe a nosotros razonar el porqué sino hacer frente y avanzar. Es la obra del Señor y El nos ayudará; ante su poder desaparecerán todos los impedimentos. ¿Por ventura no ha dicho: “Quebrantaré puertas de bronce?” ¿Quién podrá impedir la ejecución de sus propósitos y oponerse a sus designios? Quienes sirven a Dios poseen recursos infinitos. El camino es llano para la fe, aun cuando esté cerrado por la fuerza de los hombres. El Señor ha dicho: “Yo iré delante”, como lo dice en esta promesa. No podemos dudar.

Mayo 19

Por tanto así dijo Jehová: Si te conviertes, yo te repondré, y delante de mí estarás; y si sacares lo precioso de lo vil, serás como mi boca. Jeremías 15:19

¡Pobre Jeremías! Mas, ¿por qué le llamamos pobre? El profeta de las lamentaciones era un profeta escogido del Señor, y ensalzado sobre otros muchos. Fue aborrecido porque decía la verdad. La palabra, tan dulce para el, era muy amarga para sus oyentes; por tanto, fue acepto del Señor. Se le mandó mantenerse firme en su fidelidad, con una sola condición de que el Señor continuaría hablándole. Debería tratar con entereza y verdad a los hombres de su tiempo con el fin de llevar a cabo la obra de reparación que Dios le había encomendado entre los apóstatas de su tiempo, y el Señor le dijo: “Serás como mi boca”.
¡Qué honor tan grande! ¿No debería desearlo todo predicador y todo oyente? ¡Cuán maravilloso es que Dios hable por nosotros! Nuestra palabra será cierta, verdadera, pura; servirá de bendición para quienes la reciban, y los que la rechacen incurrirán en inminente riesgo. Nuestros labios aceptarán a muchos; despertarán a los que duermen y resucitarán a los muertos.
Querido lector, pide al Señor que suceda esto con el autor y con todos los siervos enviados por el Señor.

Mayo 18

Y os restituiré los años que comió la langosta. Joel 2:25

En efecto, estos años perdidos que nos hacen gemir, nos serán restituidos. Dios es suficientemente rico en gracia para hacer que los años que nos quedan de vida sean tan fecundos para su servicio, como los años de nuestra inconversión, que lloramos con lágrimas de penitencia a causa de su esterilidad.
Hoy consideramos como una terrible plaga las langostas de la apostasía, de la mundanidad y de la tibieza. Ojalá nunca se hubiesen acercado a nosotros! Mas el Señor de la misericordias las ha ahuyentado, y ahora estamos llenos de celo para servirle. ¡Bendito sea su santo nombre!; podemos recoger tal cosecha de bienes espirituales que pondrá en olvido nuestra esterilidad pasada. Por la gracia del Señor podemos aprovechar nuestra amarga experiencia y servirnos de ella para amonestar a los demás. A causa de nuestra insuficiencia pasada, quedamos más profundamente enraizados en la humildad, en la dependencia infantil. La vigilancia y la circunspección que hemos adquirido nos ayudan a recuperar con mas seguridad el tiempo perdido. Los años mal gastados, por un milagro del amor, pueden sernos restituidos. ¿No es esto una gracia extraordinaria? Por el reconocimiento de su debilidad. ¡Señor, ayúdanos con tu gracia!

Mayo 17

Los perfectos heredarán el bien. Proverbios 28.10


El libro de los proverbios es también un libro de promesas. Las promesas para el pueblo de Dios deberían ser consideradas como proverbios. Y aquí tenemos una promesa digna de ser meditada. Estamos acostumbrados a creer que los bienes terrenales son reversibles y aquí se nos enseña que los tenemos como una herencia.
Ni la astucia, ni la mala fe de nuestros enemigos podrán arruinarnos: ellas mismas caerán en la fosa que han cavado. Nuestra herencia se halla tan asegurada, que nadie podrá privarnos de ella, ni engañarnos para que la perdamos.
¿Qué tenemos ahora? Poseemos la sangre preciosa de Cristo que nos da la tranquilidad de conciencia; el amor de Dios que no sufre variaciones ni cambios, es nuestro. Tenemos el gran medio de la oración por la cual tenemos poder cerca de Dios que vela sobre nosotros, los ángeles que nos sirven, su Santo Espíritu que nos santifica y mora en nosotros. Todo esto es nuestro. “Sea lo presente, sea lo porvenir, todo es vuestro.” Jesús es nuestro; la divina trinidad nos pertenece. ¡Aleluya! Fuera, pues, todo temor, toda queja, todo llanto, todo trabajo de esclavos, porque somos herederos del bien. Vivamos en Dios y alegrémonos en El todo el día. ¡Ayúdanos, Espíritu Santo!

Mayo 16

Bienaventurados los misericordiosos, porque ellos alcanzarán misericordia. Mateo 5.7

No es justo que quien no quiere perdonar sea perdonado, ni quién rehúsa dar al pobre sea aliviado en sus necesidades. Dios nos tratará del mismo modo que tratemos a los demás, y los que se muestran dueños crueles y acreedores inflexibles serán tratados por el Señor con severidad. “Por que juicio sin misericordia será hecho con aquel que no hiciere misericordia”.
Procuremos hoy dar y perdonar. Aprendamos a sufrir y soportar. No nos formemos juicios severos acerca de la conducta de las personas; no efectuemos compras ilícitas; no busquemos pendencias insensatas, ni seamos descontentadizos. Sin duda alguna queremos ser bendecidos y deseamos obtener misericordia: seamos nosotros misericordiosos. Para tener derecho a la misericordia, cumplamos las condiciones requeridas. ¿Acaso no es un deber grato el mostrarnos bondadosos? ¿No hallamos más dulzura en la bondad que en la cólera, en la indignación y en la falta de generosidad? En esto hay ciertamente una bendición. Además, obtener misericordia es un rico galardón. Sólo la gracia soberana puede hacernos semejante promesa. Demostremos a nuestros prójimos la misericordia en algunos denarios y el Señor nos perdonará “toda aquella deuda”.

Mayo 15

Lo pondré en alto, por cuanto ha conocido mi nombre. Salmo 91:14

Se dirigen a mí estas palabras? Ciertamente, si conozco su nombre. Bendito sea el Señor por que su nombre me es conocido. En efecto, lo he experimentado, lo he conocido, y por tanto, confío en El. Conozco su nombre como el de un Dios que aborrece el pecado, porque la virtud convincente de su Espíritu ha sabido que jamás pactará con el mal. Mas también le conozco en Jesucristo como el Dios del perdón, porque ha borrado todas mis transgresiones. Su nombre es la fidelidad y como tal le conozco, ya que jamás me ha desamparado aunque hayan sido multiplicados mis sufrimientos.
Este conocimiento es un don de su gracia, y por esta misma razón, el Señor me concede otra gracia, es decir, ponerme en alto, lo cual es gracia sobre gracia. Si escalamos las alturas, nuestra posición puede sernos peligrosa; mas si el Señoríos coloca allí, estaremos seguros. Tal vez nos ponga en un puesto de gran utilidad, en una experiencia eminente, en un éxito de nuestro servicio, en la dirección de una obra, en hacer de padre de los pequeñuelos. Si así lo fuera, tal vez puede ponernos en alto por medio de una comunión íntima con El, por un conocimiento claro y profundo, por una santidad triunfante, o por la participación gloriosa de la vida eterna. Cuando Dios nos pone en alto, Satanás no podrá derribarnos. ¡Que tal sea nuestra experiencia durante todo el día!

Mayo 14

Venid y volvámonos a Jehová; él arrebató, y nos curará; hirió y nos vendará. Oseas 6.1


El método del Señor es arrebatar antes que curar. Tal es el amor sincero de su corazón y la maravillosa cirugía de su mano. También El hiere antes de vendar, sin lo cual su trabajo sería incompleto. La ley precede al evangelio y la necesidad antes del socorro. ¿Te ves aplastado bajo la acción convincente y arrolladora del Espíritu Santo? ¿Has recibido el espíritu de servidumbre que de nuevo te atemoriza? Son los preliminares saludables de la verdadera curación por el evangelio.
No te desalientes hermano mío, acude al Señor con tus profundas heridas, tus negros cardenales, y tus llagas supurantes. Sólo Dios puede curar y le place hacerlo. La obra del Señores vendar a los quebrantados de corazón y para ello tiene una habilidad consumada y gloriosa. No nos detengamos; vayamos inmediatamente al Señor del cual nos hemos separado. Presentémosle nuestras heridas abiertas y supliquémosle que perfeccione su obra. ¿Qué cirujano hace una incisión y deja al enfermo que muera? ¿Derribará el Señor nuestra vieja casa y rehusará después edificar otra mejor? ¿Aumentarás, Señor, intencionadamente la miseria de las pobres almas abandonadas? Esto, Señor, nadie podrá decirlo de ti.

Mayo 13

Y le daré la estrella de la mañana. Apocalipsis 2.28


Hasta que el día llegue y las sombras huyan ¡cuán grande bendición es ver en Jesús “la estrella de la mañana!” Los periódicos refirieron la reaparición de la estrella de Belén. Después de las oportunas indagaciones, se vió que no era otra cosa que la “estrella de la mañana”. Después de todo, no fue tan grande la equivocación.
Mucho mejor es ver a Jesús como el sol; mas cuando así no podemos hacerlo, que por lo menos sea para nosotros como la estrella que anuncia el día y que nos muestre que se aproxima la luz eterna. Si no soy ahora lo que yo desearía ser, sin embargo ya veo a Jesús, lo cual me asegura que un día seré semejante a El. Ver a Jesús por fe es ya para nosotros la garantía de que le veré en su gloria y que seremos transformados a su imagen. Si al presente no poseo toda la luz y todo el gozo que quisiera, pronto lo tendré, porque con la misma certidumbre con que veo la estrella de la mañana, así veré el día. La estrella de la mañana no está lejos del sol naciente.
Alma mía, ¿te ha dado el Señor la estrella de la mañana? ¿Conservas tú esta verdad, esta gracia, esta esperanza y el amor que de El has recibido? ¿Entonces ya vez la aurora de la gloria venidera? El que te da fuerzas para vencer el mal y perseverar en la justicia, te ha dado también la estrella de la mañana.

Mayo 12

El que guarda la higuera, comerá su fruto; y el que guarda a su Señor, será honrado. Proverbios 27:18


El que cultiva la higuera obtendrá higos en recompensa de su trabajo, y el que sirve a un Señor bueno será galardonado con honra. El Señor Jesús es el mejor de los señores y es para nosotros un privilegio dedicarle el más pequeño servicio. Servir a ciertos señores es lo mismo que cultivar un manzano silvestre que no da sino frutos amargos. Empero servir al Señor Jesús es cultivar una higuera que produce higos sabrosísimos. Su servicio es una delicia; permanecer en El es avanzar continuamente; tener éxito en El es la felicidad en la tierra, y la recompensa es la gloria del cielo.
Los más grandes honores serán recogidos en la época en que maduran los higos, en la vida venidera. Los ángeles que ahora son nuestros servidores, nos llevarán al cielo cuando haya terminado nuestro trabajo del día. El cielo donde mora Jesús será nuestra casa de honor, una felicidad eterna será nuestra bendita herencia, y el Señor mismo nuestro glorioso compañero. ¿Quién podrá entender lo que esta promesa significa: “El que guarda a su Señor será honrado”?
Señor, ayúdame a servirte, y que sepa dejar a un lado todo deseo de ser honrado, hasta que Tú mismo me honres. Que tu Santo Espíritu haga de mí un obrero humilde y sufrido.

sábado, mayo 09, 2009

Mayo 11
Gad, ejército lo acometerá; mas él acometerá al fin. Génesis 49:19

Muchos de nosotros hemos sido como la tribu de Gad. Nuestros enemigos han sido por algún tiempo numerosos y cayeron sobre nosotros como un ejército. Por el momento nos vencieron y se envanecieron de su victoria. Con ello no hicieron sino demostrar que esta profecía concierne también al pueblo de Cristo que, como Gad, debe ser asaltado y vencido por un ejército numeroso. Dura cosa es ser vencido, y de no haber creído por fe en la segunda parte de la promesa de nuestro Padre, “é acometerá al fin”, habríamos desmayado. “hasta el fin nadie es dichoso”, dijo un poeta. Y es verdad. Se juzga una guerra, no por los primeros éxitos y derrotas, sino por el desenlace final. “Al fin”, el Señor dará la victoria la verdad y a la justicia, como dice Bunyan, eso quiere decir para siempre, porque después del fin, nada puede suceder.
Lo que necesitamos es perseverar en el bien obrar, y mucha confianza en nuestro glorioso capitán. Cristo, Señor nuestro, nos enseñará a endurecer nuestro rostro como el diamante para que podamos realizar su obra o resistir al sufrimiento hasta que podamos exclamar: “Consumado es”. ¡Aleluya! ¡Victoria! Creamos en su promesa. “El acometerá al fin”.

Mayo 10
De tal manera que digamos confiadamente: el Señor es mi ayudador; no temeré lo que me hará el hombre. Hebreos 13:6

Puesto que Dios jamás nos desamparará, bien podemos estar contentos de lo presente. Puesto que el Señor es nuestro, jamás podremos quedar desamparados, sin un amigo, sin un tesoro, sin un refugio. Con tal protección, no podremos ser tentados a adular servilmente a nuestros prójimos y pedirles permiso para vivir. Lo que decimos podemos decirlo con resolución a todos los que nos contradicen.
Quien a Dios teme a nadie puede temer. Tan grande debería ser nuestro temor respetuoso al Señor que todas las amenazas de nuestros orgullosos perseguidores sean para nosotros como el silbido del viento. En nuestros días, no pueden los hombres perjudicarnos tanto como en el tiempo del Apóstol que escribió este versículo. El tormento y la hoguera han pasado de moda, y nadie puede hoy quemar a los herejes. Si los discípulos de falsos maestros nos escarnecen cruelmente y se mofan de nosotros, no hemos de maravillarnos, porque los mundanos jamás podrán amara la simiente espiritual. ¿Qué pues?
Debemos soportar el escarnio del mundo; este no quiebra hueso alguno. Con la ayuda de Dios, seamos valientes, y si el mundo se enfurece, dejémosle en su furor, pero no le temamos.

jueves, mayo 07, 2009

Mayo 9

Por tanto en él se alegrará nuestro corazón, porque en su santo nombre hemos confiado. Salmo 33:21

Sobre la planta de la fe crece la flor del gozo del corazón. Tal vez no nos alegremos al principio, mas a su tiempo vendrá la alegría. Cuando estamos tristes, confiemos en el Señor, y en tiempo oportuno responderá a nuestra confianza dándonos la alegría del Señor como fruto de nuestra fe. La duda engendra tristeza, mas la confianza produce gozo y contentamiento.
La seguridad expresada por el salmista en este versículo es una verdadera promesa que se nos ofrece en las manos de la confianza. ¡Ojalá tuviésemos la gracia necesaria para apropiarnosla! Si en este momento no estamos gozosos, ciertamente lo estaremos del mismo modo que el Dios de David es nuestro Dios.
Meditemos acerca del Santo nombre del Señor para que cada día confiemos más en El y nuestro gozo sea más cumplido. El es santo, justo, verdadero, misericordioso, fiel e invariable. ¿Un Dios de tal naturaleza no será digno de nuestra confianza? Es Omnisciente, todopoderoso, todo lo ve ¿y no confiaremos plenamente en El? Hagámoslo ahora mismo sin dilación.
Jehová-Gireh proveerá, Jehová-Salom enviará paz, Jehová-Tsidkrenu justificará, Jehová-Shama estará siempre cerca, y Jehová-Erissi venceremos a todos nuestros enemigos. Quienes te conocen confiarán en ti; y quienes en ti confían se alegrarán, ¡oh Señor!

Mayo 8

Id también vosotros a la viña, y recibiréis lo que fuere justo. Mateo 20:7.

Sí, aun para lo viejos hay trabajo en la viña de Cristo. Aun cuando sea la hora undécima, nos permitirá trabajar. ¡Cuánta misericordia! Sin duda alguna, aun los ancianos deberían apresurarse para aceptar esta invitación. Cuando los hombres se hacen viejos, nadie los acepta como trabajadores; van de casa en casa; mas cuando los dueños ven sus canas, mueven la cabeza y los despachan. ¡Sin embargo, Jesús, acepta a los ancianos y los remunera con buenos sueldos! ¡Cuán grande es la misericordia! Señor, ayuda a todos los hombres de edad madura para que sin demora se alisten en tu servicio.
¿Pero dará el Señor un salario a los que están fatigados por los años? No lo dudes. El asegura que te dará lo que fuere justo si trabajas en su campo. Recibirás aquí la gracia y allí la gloria. El te concederá consuelo en esta vida y descanso en la otra; fortaleza suficiente mientras vivas y una visión de gloria cuando sobrevenga la noche de la muerte. Todo esto dará el Señor gratuitamente tanto a los que se han convertido a última hora, como a los que se convirtieron en la juventud.
Esta gracia quiero anunciarla a los no convertidos, sean ancianos o ancianas, y pedir al Señor que los bendiga por amor a Jesucristo. ¿Dónde hallaré estas personas? Las buscaré para anunciarles las buenas nuevas.

Mayo 7

Y no se pegará algo a tu mano del anatema; porque Jehová se aparte del furor de su ira, y te de mercedes, y tenga misericordia de ti, y te multiplique, como lo juró a tus padres. Deuteronomio 13:17

Israel tenía que conquistar ciudades idólatras, y destruir todos los despojos considerando que todo lo contaminado por la idolatría, por ser cosa maldita, debía ser quemado y destruido. Con este mismo rigor debe tratar el cristiano toda suerte de pecados. Hemos de desarraigar hasta las raíces del mal hábito. Es una guerra sin cuartel al pecado, cualquiera que sea su naturaleza, o bajo cualquier forma que afecte al alma, al cuerpo, o al espíritu. Este abandono del mal no hemos de mirarlo como un mérito que nos haga dignos del perdón, sino como el fruto de la gracia de Dios que en ninguna manera debe faltar.
Cuando por la gracia divina llegamos a no tener complacencias por el pecado, Dios tiene misericordia de nosotros. Cuando estamos reñido con la maldad, Dios no se enoja contra nosotros. Cuando multiplicamos nuestros esfuerzos contra la iniquidad, el Señor multiplica sus bendiciones. El camino de la paz, del progreso, de la seguridad y gozo en Jesucristo se encuentra en estas palabras: “No se pegará algo a tu mano del anatema”. “Señor, purifícame en este día. La misericordia, la prosperidad y la alegría serán otorgadas a quienes dejan el pecado con firme resolución.

Mayo 6
No tenga tu corazón envidia de los pecadores, antes persevera en el temor de Jehová de tiempo. Porque ciertamente hay fin, y tu esperanza no será cortada. Proverbios 23:17-18.

Cuando vemos como prosperan los pecadores, fácilmente somos tentados por la envidia, y cuando oímos el canto de su regocijo mientras nosotros estamos afligidos, casi llegamos a creer que se han llevado la mejor parte. Mas pensar así es insensatez y pecado. Si los conociéramos mejor y consideráramos su fin, serían para nosotros objeto de lástima.
El remedio de la envidia consiste en vivir constantemente en el sentimiento de la divina presencia, en la adoración y continua comunión con Dios. Una religión verdadera transportará nuestra alma a regiones superiores, donde nuestro juicio será más claro y más altos nuestros pensamientos. Cuanto más penetrados estemos del cielo, menos codiciaremos al mundo. El temor de Dios ahuyenta la envidia de los hombres.
El golpe fatal contra la envidia es la serena meditación del futuro. Las riquezas y glorias de los impíos son vanas apariencias. Su brillo es pasajero y presto se apaga. ¿De qué aprovecha al pecador su prosperidad si es alcanzado del juicio de Dios? En cambio el hombre de Dios tendrá como fin la paz y la bienaventuranza, y su gozo nadie se lo arrebatará. Por lo tanto despójese de la envidia y busque el verdadero contentamiento del espíritu.

Mayo 5

Jehová también volverá tus cautivos. Deuteronomio 30:3

El pueblo de Dios puede ser vendido a la cautividad el pecado. Esta es una fruta que procede de una raíz más amarga todavía. ¡Qué esclavitud la del Hijo de Dios vendido al pecado, encadenado por Satanás, privado de su libertad, del poder de la oración y de su gozo en el Señor! Velemos para que no caigamos en tal esclavitud; mas si tal vez hemos caído no desmayemos.
Sin embargo, no podemos permanecer cautivos para siempre. El Señor Jesús ha pagado un precio demasiado elevado por nuestro rescate para que nos deje en las manos del enemigo. “Conviértete al Señor tu Dios”; este es el camino de la libertad. Allí donde por primera vez hemos encontrado la salvación, volveremos a encontrarla. Al pie de la cruz de Cristo, confesando nuestro pecado, hallaremos el perdón y el rescate. Además el Señor quiere que obedezcamos su voz haciendo todo lo que El nos ha mandado; y obligación nuestra es hacerlo con todo nuestro corazón y con toda nuestra alma; así cesará nuestra esclavitud.
Muchas veces el abatimiento de espíritu y la gran miseria del alma nos abandonan tan pronto como dejamos nuestros ídolos y nos inclinamos en la presencia del Dios vivo. ¿Por qué hemos de continuar siendo cautivos? Podemos volver a ser ciudadanos de Sión; hagámoslo pronto. ¡Señor, sácanos de nuestro cautiverio!

Mayo 4

Tú enemiga mía, no te huelgues de mí, porque aunque caí, he de levantarme; aunque more en tinieblas, Jehová será mi luz. Miqueas 7:8

Este versículo tal vez exprese los sentimientos de alguien que ha sido pisoteado y escarnecido. Nuestro enemigo puede apagar por unos momentos nuestra luz. Mas para nosotros hay esperanza segura en el Señor, y si confiamos en el Señor, y si confiamos en El conservándonos íntegros, presto pasará el tiempo de nuestro abatimiento y oscuridad. Los insultos del enemigo duran poco. El Señor cambiará su risa en lamentación y en canciones nuestros suspiros.
Aun cuando, por algún tiempo, triunfara sobre nosotros el enemigo de nuestras almas, como efectivamente ha triunfado sobre otros más excelentes, cobremos ánimo, porque pronto la derrotaremos. Nos levantaremos de nuestras caídas, porque Dios no ha caído y nos levantará. No permanezcamos en la oscuridad, aunque momentáneamente estemos en ella. Nuestro Dios es fuente de luz, y pronto nos traerá días venturosos. No desesperemos, ni dudemos. Una vuelta de la rueda, y lo que está abajo quedará arriba. ¡Ay de los que ríen ahora, porque lamentarán y llorarán cuando su vanidad se torne en desprecio eterno! Mas bienaventurados los santos que lloran porque ellos serán divinamente consolados.

Mayo 3

Y cuando oyeres un estruendo que irá por las copas de los montes, entonces te moverás; porque Jehová saldrá delante de ti a herir el campo de los Filisteos, 2 Samuel 5:24.

Hay indicios de que el Señor se mueve, los cuales deben ponernos a nosotros en movimiento. El Espíritu de Dios sopla donde quiere y oímos su sonido. Entonces es cuando más activos debemos mostrarnos. Aprovechemos tan preciosa oportunidad y saquemos de ella el mejor partido posible. Nuestro deber es pelear en todo momento contra los filisteos; más cuando el Señor va delante de nosotros, deberíamos mostrarnos más valientes todavía.
La brisa sacudió la copa de los árboles, y David y los suyos tomaron esto por señal de ataque, y mientras avanzaban, el Señor hirió a los filisteos. ¡Quiera nuestro Dios brindarnos una ocasión de hablar de El a quienes nos rodean! Sepamos sacar provecho de las ocasiones que se nos presentan. Quién sabe si no será este día de buenas nuevas, tiempo de ganar almas. Tengamos atentos nuestros oídos para oír el ruido del viento, y pronto nuestros entendimientos para obedecer a esta señal. “Porque Jehová saldrá delante de ti.” ¿No es esta promesa estímulo suficiente para que nos armemos de valor? Si el Señor va delante, no nos quedemos nosotros rezagados.

Mayo 2

El que siembra para el Espíritu, del Espíritu segará vida eterna. Gálatas 6:8

Alguien pensará que sembrar es una ocupación vana porque depositamos buen trigo en la tierra y ya no lo vemos más. Sembrar para el Espíritu puede también parecer una quimera, un sueño porque nos negamos a nosotros mismos y en apariencia nada recibimos. Más si sembramos para el Espíritu procurando vivir para Dios, obedeciendo su voluntad y esforzándonos en fomentar su gloria, nuestra siembra no será infecunda. La vida será nuestra recompensa: la vida eterna. Ahora bien esta vida la poseemos tan pronto como comenzamos a conocer a Dios, entramos en comunión con El, y nos gozamos con El. Esta vida sigue su curso como un río que va ensanchándose y profundizando hasta llevarnos al océano de la felicidad infinita donde la vida de Dios nos pertenece para siempre.
No sembremos hoy para nuestra carne por que la siega será corrupción, ya que la carne siempre tiende a eso; antes por el contrario, venciéndonos a nosotros mismos con la santidad, vivamos para fines más elevados, más puros y espirituales, buscando la gloria de nuestro Dios por la obediencia a su Espíritu de gracia. ¡Qué siega tan admirable será la siega de la vida eterna! ¡Qué gavillas de bendición eterna recogeremos! ¡Qué día de fiesta el día de tan hermosa siega! ¡Señor concédenos por amor de tu Hijo, que seamos del número de estos afortunados segadores!

Mayo 1

Los montes y los collados levantarán canción delante de vosotros, y todos los árboles del campo darán palmadas de aplauso. Isaías 55:22

Al sernos perdonado el pecado, termina el motivo de nuestra mayor pena y comienza nuestra mayor alegría. Tal es el gozo que el Señor derrama sobre aquellos que han sido reconciliados con El y que inunda de alegría toda la creación. Hay en el mundo material una música latente, y el corazón renovado puede hacerla brotar y transformarla en armonías sensibles. La creación es como un órgano; el hombre santificado conoce la tecla sobre la cual con sólo poner la mano despierta en el universo entero un concierto de alabanzas. Los montes y collados, con todas las magnificencias de la naturaleza son, por decirlo así, el bajo del coro; en tanto que los árboles del bosque y toda la creación animada son la melodía y el canto.
Cuando la palabra de Dios produce frutos en nosotros y las almas se salvan, todo parece cantar en derredor nuestro. Cuando escuchamos el testimonio de los nuevos convertidos y las experiencias de los más antiguos, es tanta nuestra alegría que no podemos por menos de alabar a Dios; y parécenos que las rocas y collados, los bosques y los campos, resuenan con los ecos de nuestros cánticos de gozo y convierten al universo entero en una orquesta inmensa. Señor, en este alegre día de mayo, condúceme a este mundo melodioso donde pueda cantar tus alabanzas como una alondra.

martes, abril 14, 2009

Abril 30

Al que venciere, daré a comer del maná escondido, y le daré una piedrecita blanca, y en la piedrecita blanca un nombre nuevo escrito, el cual ninguno conoce, sino aquel que lo recibe. Apocalipsis 2:17

Esfuérzate, alma mía, por perseverar en la guerra santa, porque grande es el galardón de la victoria. Hoy comemos el pan que desciende del cielo que cae sobre nuestros reales; el pan del desierto, el pan del cielo, y que nunca falta para los que van caminando hacia Canaán.
Pero Jesucristo nos está reservado un lugar más elevado de vida espiritual, al mismo tiempo que un alimento apropiado que todavía no conoce nuestra experiencia. En el vaso de oro depositado en el arca, había escondido una porción del maná, que, a pesar de los siglos, no se corrompió. Nadie la vió jamás; estaba oculta en el Arca de la Alianza, en el lugar Santísimo. De la misma manera, la más alta vida del creyente está escondida con Cristo en Dios. Pronto llegaremos a ella. Hechos vencedores por la gracia de nuestro Señor Jesús, comeremos de las viandas del Rey, y nos regalaremos con los manjares más delicados de su mesa. Nos alimentaremos de Jesús. El es nuestro “maná escondido”, además de haber sido nuestro maná en el desierto. El es todo en todos, cualquiera que sea nuestra situación. Nos fortalece en el combate, nos da la victoria y después será nuestro galardón. Señor, ayúdame a vencer.

Abril 29

No digas, yo me vengaré; espera a Jehová y él te salvará. Proverbios 20:22


No te apresures. Deja que se apacigüe tu ira. Nada digas ni hagas para vengarte. Seguro estarás de haber obrado impunemente si tomas las armas y peleas tus propias batallas, pero no mostrarás el espíritu del Señor Jesús. Mucho más noble es perdonar y olvidar la ofensa. Guardar rencor en tu pecho y maquinar la venganza, es mantener abiertas las viejas heridas y producir otras nuevas. Cosa más excelente es olvidar y perdonar.
Tal vez digas que debes hacer algo, o de lo contrario perder mucho. En tal caso obra en conformidad con la promesa de hoy: Espera a Jehová y El te salvará”. El seguir este consejo no te costará dinero, y sin embargo, tiene mucho valor. Espera en el Señor, cuéntale tus agravios; extiende ante sus ojos la carta de Rabsaces y esto aliviará tu alma apesadumbrada. Además, atiende a la promesa: “El te salvará”. Dios hallará los medios de librarte. ¿Cómo? Ni tú ni yo lo sabemos, pero lo hará. Y si el Señor te salva, esto será mejor que meterte en míseras pendencias cubriéndote de barro para luchar con los malvados. No te irrites más. Deja tus pleitos en las manos del soberano Juez.

Abril 28

Habitaré y andaré con ellos; seré el Dios de ellos, y ellos serán mi pueblo. 2Corintios 6:16

Aquí hay reciprocidad de intereses. Ambos se pertenecen mutuamente. Dios es la porción de su pueblo, y el pueblo escogido es la porción de Dios. Los santos encuentran en Dios su principal posesión, y El los considera como su más rico tesoro. ¡Que manantial de consuelo encierra esta verdad para todo creyente!
A esta reciprocidad de intereses se añade una reciprocidad de sentimientos. Dios siempre pensará en su pueblo, y su pueblo pensará en El? Mis pensamientos deben volar hacia El en todo tiempo, porque sus pensamientos están en mí. Debo estar cierto de que así es, y no contentarme de que así debe ser.
Hay además una comunión mutua. Dios está en nosotros y nosotros en El; El anda con nosotros, y nosotros andamos en El. ¡Que comunión tan gozosa!
¡Pudiera yo tratar al Señor como a mi Dios, confiando en El y sirviéndole como se merece! ¡Oh, quién pudiera amar, honrar, adorar y obedecer a Dios en espíritu y en verdad! Tal es el deseo de mi corazón. Cuando lo consiga, habré hallado el cielo. ¡Señor, ayúdame! Sé mi Dios, enséñame a conocerte como mi Dios por el amor de Jesucristo!

Abril 27

Jehová cumplirá por mí. Salmo 138:8

Aquél que ha comenzado la obra en mi alma la perfeccionará. Todo lo que me concierne, interesa también al Señor. Todo lo que es bueno, aun cuando no sea perfecto, será por Dios vigilado, guardado y realizado. Tal es nuestro consuelo. Por mi mismo no podría yo terminar la obra de la gracia. Mis culpas cotidianas lo demuestran suficientemente, y si hasta el momento he perseverado, es porque el Señor me ha socorrido. Si me abandonara un solo instante, de nada me valdría mi pasada experiencia, y sucumbiría en el camino, pero el Señor perfeccionará mi fe, mi amor, mi carácter y el trabajo de mi vida. El seguirá bendiciéndome. Y lo hará ciertamente porque ha comenzado en mí esta obra. De su mano me viene el interés que pongo en mi perfeccionamiento, y, en cierta medida, ha cumplido mis anhelos. Nunca puede dejar una obra incompleta, porque esto ni sería propio de El, ni redundaría en gloria suya. El conoce la manera de realizar los designios de su gracia, y aunque mi torcida naturaleza, el mundo y Satanás conspiran para detener su obra, yo nunca dudaré de su promesa. Ciertamente cumplirá por mí y yo le alabaré para siempre. ¡Señor haz que la obra de tu gracia prospere en mí durante este día!

Abril 26

Y Jehová tu Dios te bendecirá en todo cuanto hicieres. Deuteronomio 15:18


El señor israelita debía dar la libertad a su siervo en el tiempo designado y cuando éste abandonaba su servicio darle un salario generoso para que pudiera establecerse. Debía hacer esto cordial y gozosamente; el Eterno prometía bendecir este acto de liberalidad. El espíritu de este precepto, como toda la ley de Cristo, nos obliga a tratar bien a nuestros subordinados. Recordemos cómo nos ha tratado el Señor y que esto nos obliga a nosotros a tratar a los demás con consideración. Es necesario que los hijos de un Dios de bondad sean generosos. ¿Cómo podemos esperar que nuestro gran Maestro bendiga nuestros negocios si somos injustos con los que nos sirven?
¡Que bendición se promete aquí a las almas generosas! Si en todo cuanto hacemos somos bendecidos, tenemos verdadera bendición. El Señor nos las concederá, ora en la prosperidad, ora en el gozo de espíritu, o por el sentimiento de su favor, que es la más excelente de las bendiciones. El nos hará sentir que somos objetos de sus cuidados especiales y que estamos cercados de su amor. Nuestra vida en la tierra será así un gozoso preludio de la vida venidera. La bendición de Dios vale más que una fortuna. Enriquece y en ella no hay tristeza alguna.

Abril 25

El justo que camina en su integridad, bienaventurados serán sus hijos después de él. Proverbios 20:7

Es muy natural que nos preocupemos de nuestra familia, pero haremos muy bien en atribuir esta solicitud a nuestro propio carácter. Si andamos delante de Dios en integridad, haremos mucho mayor bien a nuestros hijos que dejándoles una gran fortuna. La vida santa del Padre es el más rico legado para los hijos.
El justo deja a sus hijos su ejemplo, lo cual es una verdadera mina de riqueza. ¡Cuántos atribuyen el éxito de su vida al ejemplo recibido de sus padres!
Asimismo, les deja su reputación. Los hombres tienen mejor concepto de nosotros si somos hijos de un padre honrado, o herederos de un comerciante de excelente reputación. ¡Ojalá todos los jóvenes se preocuparan de conservar intacto el buen nombre de la familia!
Sobre todo el justo deja a sus hijos sus oraciones, y la bendición de Dios que las escucha. Estas hacen que nuestros descendientes sean favorecidos entre los hijos de los hombres. Dios salvará a nuestros hijos aún después de nuestra muerte. ¡Ojalá fuesen salvos ahora!
Nuestra integridad será tal vez el medio del que Dios se sirva para salvar a nuestros hijos e hijas. Si ven en nuestras vidas la realidad de la religión, tal vez llegarán al conocimiento de Jesús por sí mismos. ¡Señor, que tu promesa sea cumplida en mi propia casa!

Abril 24

Traed todos los diezmos al alfolí, y haya alimento en mi casa; y probadme ahora en esto, dice Jehová de los ejércitos, si no os abriré las ventanas de los cielos y vaciaré sobre vosotros bendición hasta que sobreabunde. Malaquías 3:10

Muchos leen esta promesa y en ella apoyan sus oraciones sin parar en la condición impuesta a las bendiciones que se prometen. No podemos esperar a que se abran los cielos para que desciendan esas bendiciones, si antes no pagamos a Dios y a su causa todos nuestros derechos. No habría escasez de fondos para las buenas obras si todos los que llevan el nombre de cristianos pagaran la parte que les corresponde.
Muchos son pobres porque roban a Dios. Así mismo, muchas iglesias dejan de ser visitadas por el Espíritu porque dejan morir de hambre a los siervos del Señor. Si negamos al siervo de Dios el alimento temporal, no nos extrañemos de encontrar en su ministerio poco alimento espiritual para nuestras almas. Cuando las misiones languidecen por falta de recursos y la obra del Señor queda paralizada por una caja vacía, ¿Cómo podremos tener esperanza de prosperar espiritualmente?
Veamos: ¿Qué he dado yo en último término? ¿He sido tacaño con Dios? ¿He regateado algo a mi Señor Jesús? En adelante obraré de otro modo. Daré mi diezmo al Señor ayudando a los pobres y a su obra y así experimentaré su poder para bendecirme en abundancia.

Abril 23
“El que tiene oído, oiga lo que el Espíritu dice a las iglesias. El que venciere no recibirá daño de la muerte segunda”. (Apocalipsis 2:11)

Debemos pasar por la muerte primera, a no ser que el Señor venga muy pronto a su templo. Estemos apercibidos esperándola sin temor, ya que Jesús ha transformado este valle oscuro en un camino que conduce a la gloria.
Lo quew más debemos temer es a la muerte segunda; no la separación del alma y cuerpo, sino la separación definitiva del hombre completo de Dios. Esta es la verdadera muerte, la que mata toda paz, toda alegría y esperanza. Cuando Dios se marcha, todo desaparece. Una muerte de tal naturaleza, es peor que dejar de existir, por que es una existencia, pero sin la vida que es la única que le da su razón de ser u su valor.
Si por gracia de Dios luchamos hasta el fin, y vencemos en esta guerra gloriosa, nunca podrá tocarnos la muerte con su garra fría. No temeremos ni a la muerte, ni al enfermo, porque tenemos en perspectiva una corona incorruptible. ¡Cuánto nos fortalece este pensamiento en la pelea! La vida eterna bien vale una vida de lucha. Para vernos libres del daño de la segunda muerte, vale la pena luchar durante toda la vida.
¡Señor, danos fe para que salgamos victoriosos y concédenos la gracia de poder perseverar sanos y salvos, aun cuando el pecado y Satanás traten de seguir nuestros pasos!